
El negocio de la danza
(En español)
Para que una obra de arte sea disfrutada y valorada por la mayor cantidad de personas —incluso por las grandes masas— es imposible desligarla del negocio. No digo que deba supeditarse al negocio y, por ende, al mercado; solo afirmo que no puede desconocerlo si en realidad quiere trascender, sobre todo en un mundo como el de hoy, globalizado y muy competitivo.
Sin embargo, no resulta fácil para un artista tener que lidiar con su creación — la manifestación que sea— y, a la vez, con la gerencia comercial de sí mismo o del grupo o compañía a la que pertenezca. Y es difícil, porque al igual que una manifestación artística, el negocio de promover y vender arte también tiene sus reglas.
Recordemos que…
¡El buen negocio tiene mucho de arte y no todos estamos capacitados para emprenderlo!
¡Todos no podemos cantar, bailar o actuar, igualmente todos no podemos negociar!
Cuáles deben ser —desde mi punto de vista— las cualidades idóneas de un gerente artístico, para ser exitoso.
- Conocer a fondo la manifestación artística que promueve y, por supuesto, respetarla.
- Mantener una relación sincera y fluida con el artista que representa y estimularlo.
- Disfrutar de un alto dominio de las redes sociales, pues en este mundo globalizado son la base de la comunicación.
- Dominar el marketing o conjunto de técnicas que tiene como objetivo mejorar la comercialización de un producto, en este caso, artístico. Dígase estrategias de planeación, inversión y organización del negocio.
- Tener capacidad de liderazgo y organización.
- Crear y mantener estrechas relaciones personales y de trabajo con sus clientes. Empatizar con ellos.
Sigmund Freud, el gran psicoanalista austriaco dijo: “Cuando la inspiración no viene a mí, salgo a su encuentro”. Igual sucede con el público: “Un artista debe saber —con trabajo, técnica e inteligencia— cómo salir a buscarlo”.
© Bruno Torres – We Dance Agency
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